domingo, 9 de noviembre de 2008

Del odio al amor ¿un solo paso?

La delgada línea entre el amor y el odio ha sido científicamente comprobada.

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Hace pocos días, el 29 de octubre del 2008, la prensa internacional daba a conocer los resultados encontrados en la investigación realizada por los científicos Semir Zeki y John Paul Romana del University Collage de Londres: “Los controles cerebrales realizados en personas demostraron que las imágenes de los individuos que odiaban revelaban un patrón de actividad cerebral que se producía en parte en parejas también activadas por el amor romántico”.
Según los expertos, este vínculo explicaría por qué el amor y el odio están tan íntimamente relacionados uno con otro en la vida.Para realizar sus estudios, los expertos mostraron a 17 hombres y mujeres las fotografías de algunas personas que los voluntarios decían odiar, junto a las de tres rostros familiares y neutrales. Los individuos odiados eran ex parejas o rivales laborales, excepto en un caso en el que se trataba de un político famoso.
Los controles cerebrales identificaron un patrón de actividad en diferentes zonas del cerebro que los investigadores llamaron ‘circuito del odio’, que se activaba cuando las personas veían las fotos de quienes despreciaban. El denominado circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y representó un patrón distinto al de emociones como el temor, el miedo y el enojo.
Así que, aunque ambas emociones son pasiones muy demandantes, significaría que las personas enamoradas suelen ser menos críticas y juiciosas con sus parejas, pero necesitan mantener su atención cuando lidian con un rival odiado.
Amar y odiar al mismo tiempo¿Han notado que en las relaciones románticas, pareciera que caminamos entre dos zonas: una de adoración y otra de aborrecimiento a nuestra pareja? Las cosas pudieran estar de lo mejor, sentirnos en el mar del amor y el afecto y entonces, nuestra media naranja hace algo que no nos gusta.
De pronto, estamos furiosos y pensamos “se acabó, no va más”, nuestra pareja se transforma en villano en menos de lo que canta un gallo. ¿Por qué sucede esto? ¿Simplemente porque así es la naturaleza humana o la naturaleza del amor romántico? ¿Por qué estas relaciones nos vuelven locos y transforman hasta a los más calmados participantes en laberintos de emoción que provocan actitudes absurdas y hacen decir cosas que ni siquiera se entienden?Si bien las hormonas y los egos conflictivos tienen su parte en esta ocurra del amor compartido, el problema real tiene más que ver con la idea (o el ideal) del amor romántico como un modelo diseñado para crearnos conflictos y dejarnos decepcionados, según Dan Paul Roberts, especialista y consejero en asuntos de mejoramiento conductual, relaciones y creatividad.
Según Roberts, cuando se menciona la palabra amor o se habla del enamoramiento, muchos idealizamos la imagen que nos traen las películas, quizás una escena romántica de la literatura o una canción de amor favorita. Esto sería amor según la creencia popular: hay un conflicto de algún tipo pero, eventualmente, la pareja termina junta.
Entonces se sella con el gran beso, quizás una escena matrimonial y luego viven felices para siempre… pero parecería que nunca funciona así de fácil en el mundo real.
Quizás muchos de nosotros no nos damos cuenta cuando estamos enamorados o intentado que las cosas funcionen dentro de nuestra relación es que aquello que buscamos, que vemos como lo más importante para nuestra relación es una combinación de idealización y fantasía, algo totalmente irreal.
Esta imagen romántica es aquella que hemos construido desde que éramos niños y que incluye expectativas poco reales. Cuando esas expectativas no se cumplen, empezamos a perder el control, nos comportamos como niños y no sabemos cómo manejar las emociones y ese gran amor se convierte en odio.Es común querer que las cosas sean perfectas.
Pero, a menudo, las acciones imperfectas de nuestros amigos cercanos y nuestra familia no nos causan tanta incomodidad como aquellas de nuestras parejas. Es que la relación amorosa se sustenta en estándares diferentes. ¿Por qué? Para muchos porque nos relacionamos con nuestras parejas a través del velo de la fantasía.
Cuando colocamos nuestra visión fabricada del amor romántico sobre la situación real, con seguridad vamos a salir decepcionados. Esto se debe a que la gente no se comporta como en la pantalla, como en las fantasías. Todos nos comportamos como gente de carne y hueso, hacemos cosas inesperadas, a veces somos egoístas, distantes o débiles. Pero también podemos ser amables, inspiradores y generosos.
Esta es la maravilla de ser humanos.Pasar del mundo mágico al mundo real significa investigar sobre la esencia misma de la relación amorosa. Significa crear conexiones con la persona amada a través de dar y recibir confianza, aceptación, cariño y de compartir experiencias, buenos y malos momentos, sentimientos de intimidad y cariño y también momentos de debilidad, de dolor, de decepción. Es saber entender esa delgada línea que existe entre el odio y el amor, dos sentimientos fuertes y profundos que acompañan a todos los seres humanos a lo largo de su existencia.

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